Por: Samuel Gonzalez
Uno de los principales elementos, sino el principal, para la comprensión de cualquier evento polÃtico, ya sea de carácter nacional o internacional, es el conocimiento de la historia que envuelve a las sociedades implicadas en dicho evento, no con el fin de intentar crear mimetismos, sino para poseer una idea referencial que no nos haga sentir en una suerte de limbo episódico frente a los desafÃos que enfrentemos. Asumir la realidad polÃtica a partir de las experiencias pasadas nos permitirÃa entonces contemplar, con tanta fascinación como horror, que si se guardan las distancias, el momento polÃtico que vivimos posee ciertos elementos en común con nuestros tres procesos independentistas. Pero primero lo primero: ¿Hubo tres procesos independentistas en Venezuela? La respuesta es un sÃ, a pesar del aparente descuido de los hechos.
No es objeto de este artÃculo entrar en minuciosos detalles históricos, ya estudiados ampliamente por más de un gran pensador venezolano, sino más bien señalar que el proceso independentista iniciado por la invasión napoleónica a España, las luchas posteriores con el fin de expulsar la influencia española de nuestro territorio y finalmente el complejo proceso de separación venezolano de la República de Colombia, debido a la multitud de ideas polÃticas e intereses personales y regionales que se enfrentaron a través de la prensa y desarrollo polÃtico, poseen entre ellos determinados rasgos que para bien o para mal, fueron determinantes en el desenlace del siglo XIX venezolano, siendo esos elementos lo que pretendemos desarrollar.
· Y al dÃa siguiente, ¿Qué haremos?: Esta pregunta, que puede parecer sencilla e incluso apresurada, representa el centro de la mayorÃa de los debates de toda nuestra historia del siglo XIX. Al hacerse esta pregunta se asume como hecho que la lucha contra la tiranÃa implica la creación de un sistema polÃtico que promueva los principios de libertad ciudadana a través del cumplimiento de deberes expresados en la ley, asà como la adopción de una forma polÃtica que, sea cual sea, tenga la capacidad de funcionar efectivamente en la República y trascienda el hecho de estar simplemente escrita en nuestra constitución.
· ¿Intervención extranjera?: Debido principalmente a nuestra ubicación geográfica que posee grandes potencialidades comerciales, asà como los recursos naturales que es bien sabido que poseemos, Venezuela ha sido siempre un territorio minuciosamente observado por naciones de gran poder. El contrabando de recursos, asà como la vigilancia de las acciones e ideas que cobran efecto en el territorio han sido constantes en nuestra existencia polÃtica, incluso mucho antes del nacimiento de la República. Sin embargo, la mayor parte de nuestros eventos polÃticos han sido superados por nuestros propios medios, siendo una de las pocas, si no la única excepción, el famoso bloqueo a las costas venezolanas en 1902, donde EEUU intervino principalmente a través de la disuasión, con el fin de evitar una mayor influencia en el continente que comenzaba a representar un espacio de gran importancia estratégica para la potencia naciente.
La lucha polÃtica que se vive hoy en Venezuela tiene efectivamente elementos en común con nuestra historia y más que pretender mimetizar las acciones de los antiguos héroes, debemos comenzar a preguntarnos todos y cada uno de los venezolanos, ¿Se ha tomado hasta ahora la cuestión de la organización venezolana, tan necesaria, con la seriedad que corresponde para que vaya calando desde ya en nuestra sociedad? Porque la adopción de un nuevo orden polÃtico, si pretende ser exitoso, debe ser comprendido por los ciudadanos y aún más por quienes aspiren ostentar el poder. Las formas polÃticas no son simples plantillas que se colocan y todos los elementos encajan mágicamente en ellas.
Finalmente, si bien nos encontramos en medio de la lucha geopolÃtica de las potencias mundiales, serÃa prudente recordar las advertencias hechas por Maquiavelo, cuya sabidurÃa parece tan inagotable como imperecedera: Los Estados pequeños que recurren al auxilio de Estados más poderosos, tienden a perderse en la influencia de los segundos, cuando el peligro ha pasado. Cabe recordar que más allá de nuestra situación, aún contamos con suficientes ciudadanos bien formados para realzar las glorias de Venezuela en un futuro próximo.