No te preguntes hoy que pueden hacer los demás para ayudar a cambiar al mundo, a tu país, pregúntate a ti mismo que puedes hacer y que estás haciendo para materializarlo.
Ser un ciudadano, implica liderar con el ejemplo, es por ello que en esta ocasión nos gustaría contarles la historia del número 1 de la televisión venezolana y uno de sus ciudadanos más ejemplares: Renny Ottolina.
Renaldo José Ottolina Pinto, popularmente conocido en el mundo como Renny Ottolina nace un 11 de diciembre de 1928 en la ciudad de Valencia. Este insigne venezolano figura hoy en el imaginario colectivo de Venezuela como el “Número 1”, gracias a su espléndido trabajo en los medios de comunicación.
Su trabajo en los medios de comunicación comenzó desde muy joven, sin embargo no es sino hasta 1953 que comenzaría su era en la televisión, trabajando en aquel momento para TVN5.
Si algo caracterizo a Renny a lo largo de su carrera artística fue su continua preparación, año a año viajaba y se esforzaba por aprender de los mejores.
En 1955, a pocos años de comenzar su carrera viajaría a Estados Unidos para observar a Dave Garrowaya fin de aprender cómo este famoso animador norteamericano trabajaba y alcanzaba su éxito, de manera que pudiese ser mejorado y replicado en la televisión venezolana.
En noviembre de 1958, saldría al aire el famoso “Show de Renny”. Programa que desde el comienzo atrajo a los televidentes. Su disciplina era la clave de su éxito.
Para 1960, vuelve a Estados Unidos; en esta oportunidad bajo un contrato de la ABC a fin de conducir un programa en Nueva York. Tras su regreso a Venezuela los comentarios durante el show comenzaron a incluir críticas de carácter político, que desde entonces comenzaron a causarle problemas con la elite gobernante.
En el año de 1967, aprovecha la oportunidad y publica en la revista “Semana” un artículo titulado “Juicio a la televisión venezolana”, en la que escribía:
“La televisión venezolana, hoy por hoy, no aporta lo que debiera a la cultura nacional. Es más, su influencia es, quizás negativa. Para tener un punto de partida me veo obligado a comenzar por el final, que en el caso del juicio es el veredicto. Encuentro a la televisión venezolana culpable de ignorar la dignidad de los habitantes de nuestro país”.
Esta loable entrega por la televisión venezolana lo motivaba a reflexionar y compartir su idea de país. Ideas que lo convirtieron para muchos en el candidato perfecto para la Presidencia de Venezuela. Compromiso al que respondió:
“En Venezuela hace falta un gobierno que agrupe el talento de todos los venezolanos. Venezuela no se puede dar el lujo de seguir siendo excluyente, por eso estoy en contra del partidismo, que no es lo mismo que estar en contra de los partidos, los cargos en mi gabinete será ocupados por venezolanos capaces”.
El mismo día del trágico accidente que causó su muerte (16 de marzo de 1978), Renny leía a Luís Duque su asistente y jefe de seguridad algunas líneas de la proclama con la que se dirigiría en Porlamar a los miles de venezolanos que esperaban su candidatura. Entre ellas expresaba:
“Al decir estas palabras no pretendo ejercer la exclusividad del deber que a todos los venezolanos nos obliga de procurar defender y mantener el derecho a nuestra vida, bienestar, progreso, gentilicio y autenticidad”.
No cabe duda, que Renny Ottolina fue y será un insigne ejemplo de ciudadanía y entrega. Un modelo a seguir, que nos invita a cerrar nuestro#TBT histórico de esta semana con la noble idea de que el trabajo duro es la insignia de todo ciudadano global.
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