Nicaragua, hoy bajo el mandato de Daniel Ortega se ha visto sorprendida por una ola de manifestaciones y el creciente descontento de su población desde el pasado 18 de abril.
Inicialmente lo que desato la ira de la población fue la modificación de las reformas para pensionados. El Gobierno recortó las jubilaciones y subió las cotizaciones para la seguridad social.
Sin embargo, cabe preguntarnos: ¿Será este el verdadero y único motivo de las molestias del pueblo de Nicaragua?
Por un momento, tomemos el lugar de un pensionado nicaragüense; Imagina que el gobierno a través de su sistema de pensiones reduce tus ingresos y al mismo tiempo te dice obliga a hacer mayores contribuciones al fisco; reduciendo considerablemente así tú poder adquisitivo.
No obstante, en un país hasta hace poco conocido como el mas seguro de la región y que, claramente no está atravesando una crisis económica ¿es esta la verdadera razón de tan recios y violentos enfrentamientos en sus calles?
Para responder a esto debemos comprender la infinidad de contradicciones y paradojas existentes en la administración Ortega
Daniel Ortega: Un luchador controversial De sangre guerrillera y padres luchadores, Ortega forja su nombre al liderar el movimiento sandinista que enfrento durante años al régimen de la dinastía Somoza cuya administración hundía al país en una de las etapas de hiperinflación más criticas el mundo, dirigida en ese momento por Anastacio Somoza.
Las primeras contradicciones pueden ser encontradas en sus discursos, su intento por definir al frente Sandinista de liberación nacional (FSLN) como plenamente Marxsista y Leninista, pero a su vez con profundos valores cristianos, le permitió obtener el apoyo de la iglesia.
Luego, tras atravesar todos los embates de la intervención estadounidense y soviética en los conflictos sociales del país, Ortega termina, extrañamente, siendo de los pocos presidentes que mantiene buenas relaciones con Estados Unidos y a su vez con gobiernos como Venezuela, Irán y Rusia.
¿Un hombre de Familia o nepotismo? Si observamos detalladamente la estructura política y productiva de esta nación, nos encontraremos que Daniel Ortega ha colocado a su familia en posiciones claves del gobierno; incluso la vicepresidencia es ocupada por su esposa Rosario Murillo.
Sin embargo, durante su ejercicio como Diputado en el parlamento nicaragüense, recibió una denuncia en su contra, por presunto Abuso sexual y psicológico a su hijastra Zoilamérica Narváez Murillo, hija de la actual vicepresidenta; ¿un caso que resulta paradójico para un personaje tan familiar, no lo creen?
Del sandinismo al Orteguismo El “General” Ortega, ha ejercido el poder en Nicaragua por dos largos períodos presidenciales.
Su primer periodo (1985-1990) adopto características netamente socialistas, partiendo de la estatización de los servicios públicos y la absorción de los conglomerados privados para beneficio publico.
No obstante, tras permanecer en la bancada opositora durante 16 años, la visión política del líder sandinista evidentemente cambio ligeramente, en especial al asumir el liderazgo en 2006; cambios que generaron grandes desacuerdos en las filas sandinistas.
La cólera nicaragüense Frente a este escenario, podemos preguntarnos lo siguiente: en una nación centroamericana que no tiene pandillas o violencia en sus calles, que económicamente año tras año muestra cifras de crecimiento y de reducción de sus índices de pobreza extrema ¿Qué causa tanto descontento?
Si bien Ortega entendió que permitiendo la inversión extranjera y el libre comercio con EEUU igual se puede gobernar con puño de hierro, hay ciertas medidas que al pueblo nicaragüense parece no agradarle tanto.
Y es que precisamente la familia Ortega amaso su fortuna, como consecuencia de la renta petrolera proveniente de Venezuela, algo difícil de ocultar frente a la población.
Esta fortuna le ha permitido, entre otras cosas, tomar control de la mayor parte de los medios de comunicación del país y de esta manera, restringir considerablemente la libertad de expresión, es oportuno recordar que en este momento se debate una Ley de regulación para el contenido de las redes sociales.
De manera que, si no hay gente extremadamente rica a tu alrededor, no hay riquezas que envidiar. He allí la paradoja de Ortega y el descontento pueblo nicaragüense, incluyendo sus co-partidarios sandinistas, un inmenso grado de corrupción que cercena paso a paso la institucionalidad.
Entendiendo todo esto quedamos frente a la interrogante ¿Sera este el fin del Sandinismo de Ortega, o simplemente es una contradicción mas a la que los nicaragüenses terminaran sucumbiendo?
Artículo escrito por: Joshua Gómez
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