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Foto del escritorJoshua T.

El mundo enmudecido y su onda expansiva



Por: Germán Jiménez


Uno de los grandes problemas en la actualidad, es que los grandes avances nos han colocado una venda que no nos permite ver con claridad la crisis en la que se encuentra sumergido el mundo occidental. Como resultado de esta crisis, grupos sociales que durante mucho tiempo han estado silenciados por las grandes élites, hoy levantan su voz generando una onda expansiva que empieza a abarcar una parte visible de la opinión pública.


Para entender lo planteado es necesario repasar la teoría del grupo enmudecido formulada por el antropólogo británico Edwin Ardener, en 1975. En ella se sostiene que son las élites quienes establecen los sistemas de comunicación, mientras que los grupos menos favorecidos —económicamente — deben ajustarse a dichos sistemas y sus códigos. Esta teoría es comúnmente usada por grupos minoritarios, principalmente de tendencia socialista, en defensa de lo que ellos denominan como «igualdad» —feminismo, Freedom Fighter, sindicatos, agrupaciones políticas afrodescendientes, partidos laboristas, etc—.


En la actualidad esta realidad ha cambiado radicalmente gracias los nuevos medios informativos: páginas de noticias, redes sociales, entre otros. Aunque quienes dominan los «Mass Media» siguen siendo quienes dominan la comunicación, aquellos sectores que antes eran reducidos, hoy han logrado crear trincheras donde pueden impulsar sus voces. El resultado aparente, es que las matrices de opinión resultan mucho más difíciles de controlar.


Basado en esto, quiero puntualizar sobre ciertos grupos que se han ido formando alrededor del mundo: nacionalistas, republicanos y conservadores. Luego de la Segunda Guerra Mundial, la izquierda, camuflada, asestó una victoria frente al mundo. Líderes socialdemócratas, social cristianos, socialistas y, en algunos casos como el de Venezuela, comunistas, se han impuesto manteniendo hegemonías a través de la negociación y turnándose en el poder.


Naturalmente, haciendo uso de la retórica en la propaganda, suelen acusar a sus enemigos de fascistas, capitalistas, imperialistas y de derecha, sin importar la veracidad de dichas acusaciones. Usan las luchas de las minorías para conseguir el voto a cambio de más derechos, sin importar las consecuencias. Gracias a esta dialéctica, aquellos que tengan cosmovisiones diferentes, y apuesten por otros caminos, durante muchos años fueron desplazados socialmente bajo la etiqueta de intolerantes.


Así se crea en la cultura occidental un mundo enmudecido, que aunque difiere de otros grupos sociales en sus contextos culturales y geográficos, por miedo a ser adjetivados, coincidían en guardar silencio. Desde no hace mucho, la aparición de Donald Trump en la escena política norteamericana, Marine Le pen en Francia, el partido AFD en Alemania, Vox en España, se presentan como algunas de las manifestaciones sobre esta tendencia, que en ciertos casos son por convicción y otras por conveniencia de aprovechar la oleada.


Esta inclinación del mundo forma parte de uno de los cambios de la comunicación en la actualidad. La politóloga, Elisabeth Noelle-Neumann, formula la teoría llamada la «Espiral del Silencio», donde planteaba que, en la opinión pública, los grupos mayoritarios suelen aislar a los minoritarios, haciendo que estos silencien su opinión cuando esta es contraria a los demás. La diferencia es que hoy en día, estos «individuos aislados», gracias a los nuevos medios, logran integrarse y conformar grupos afines, más allá de los centros educativos y evitan ser asimilados por la opinión general.


Noelle-Neumann también habla que la espiral del silencio suele detenerse en seco cuando se encuentra con un núcleo duro: un individuo que a pesar de estar solo, se niega a callar su convicción. ¿Qué pasa cuando estos «núcleos duros» se encuentran junto a agrupaciones afines? Consiguen y recrean medios para expresarse y sobre los cuales apoyarse.


Sin mayor prueba que la experiencia del día a día, parece que estas formaciones y sus núcleos, en vez de aislarse, se han transformado en una onda expansiva que va abarcando cada vez más espacio en la opinión pública y convenciendo a aquellos que paradójicamente afirmaban postulados contrarios.


Las cifras electorales muestran a actores que hace 20 y 30 años no habrían logrado espacios políticos. Esta tendencia podría significar un balance en el escenario del continente americano, donde Brasil, Colombia, Argentina y Chile, hoy llevan el frente. Difícilmente pueda verse la balanza inclinada hacia la extrema derecha, pero si podríamos ver un escenario más equilibrado y más complejo en lo político y en lo comunicacional. La opinión pública tendrá muchas más aristas, lo que pondrá a la «verdad» en la mesa de discusión, por la pérdida de veracidad ante la entropía informativa e ideológica en las relaciones políticas y sociales.

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